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Medición de la temperatura en el tratamiento del metal por calor

Medición de la temperatura en el tratamiento del metal por calor

El calor de inducción aumenta la producción, reduce los costes, mejora la calidad y proporciona un entorno de trabajo limpio. La capacidad del calentamiento por inducción y la velocidad de calentamiento reducen el tiempo de procesamiento a segundos. El control preciso del calentamiento por inducción minimiza la deformación del material y la variación de la dureza, reduciendo finalmente la chatarra. Debido a que no calienta el ambiente circundante, el equipo de tratamiento térmico por inducción puede ubicarse muy cerca de un operador u otros procesos, lo que minimiza la necesidad de mover el material.

El recocido

El recocido implica calentar el metal a una temperatura específica, generalmente de 250 a 750° C, y luego enfriarlo a una temperatura de calentamiento por inducción de doblez muy baja y a una velocidad controlada. El recocido se utiliza para ablandar el metal antes o después del trabajo en frío liberando tensiones mecánicas dentro del material. Durante el proceso, el metal se calienta a una temperatura específica donde la estructura del grano dentro del material se recristaliza. En este punto, el estrés dentro del metal se relaja. El proceso de enfriamiento debe realizarse muy lentamente, para no afectar la microestructura del grano y maximizar la suavidad.

El templado

El templado se usa para aumentar la maleabiliad de las aleaciones de hierro, particularmente acero. El acero no templado es demasiado duro, ya que no requiere el tratamiento térmico de llama que se requiere para la mayoría de las aplicaciones, por lo que el templado se realiza comúnmente después del endurecimiento para producir una dureza precisa. El proceso de templado implica calentar el metal a una temperatura específica, normalmente de 150 a 600 °C, y la temperatura se controla para producir la dureza deseada. En general, las bajas temperaturas reducirán la fragilidad mientras se mantiene la mayor parte de la resistencia, mientras que las temperaturas más altas reducen la dureza y aumentan la maleabilidad, pero causan cierta pérdida de resistencia. Es importante calentar el metal gradualmente para evitar que se agriete, luego mantenerlo a una temperatura específica durante un período de tiempo fijo que puede ser de una hora por pulgada de espesor. El metal se enfría entonces en aire en calma.

Endurecimiento de la carcasa

El endurecimiento la carcasa también llamado cementación, está hecho entre 760 y 899° C, produce una superficie dura que es resistente al desgaste y mantiene la dureza y la resistencia del material del núcleo. El proceso difunde carbono en la superficie del metal creando una "caja" alrededor del material del núcleo sustancialmente más blando. La técnica se aplica a piezas de acero con bajo contenido de carbono después del mecanizado, así como a los rodamientos, engranajes y otros componentes de acero de alta aleación. En el proceso, los gases de carbono se introducen en un horno sellado donde el metal se calienta por inducción. El tiempo, la temperatura y el carbono del gas deben controlarse con precisión para controlar la dureza y la profundidad de la carcasa. Después del procesamiento, el material se enfría lentamente para un posterior endurecimiento por temple o se enfría directamente en el aceite.

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